La ecografía ginecológica es una técnica de exploración no invasiva que, mediante ultrasonidos, nos permite visualizar los genitales internos de la mujer.
La ecografía ginecológica juega un papel fundamental en detección precoz de cualquier tipo de alteración ginecológica, y muy en especial de algunos tipos de cáncer como el de ovario.
En el cáncer de ovario la detección precoz mejora de forma espectacular la supervivencia a largo plazo de las pacientes, permitiendo, además, la aplicación de tratamientos menos agresivos y mucho más eficaces.
En la actualidad la ecografía ginecológica es una exploración rutinaria dentro de la ginecología.
La ecografía se puede realizar por diferentes vías, siendo las más frecuentes la vaginal y la abdominal.
En la actualidad la mayoría de las ecografías se realizan vía vaginal, introduciendo un pequeño transductor en la vagina, ya que con ésta las imágenes de los ovarios y el útero son más grandes y claras que con la abdominal, al situarse la sonda más cerca de los tejidos.
La vía abdominal queda indicada sólo para mujeres que no hayan mantenido relaciones sexuales o en casos especiales que no se puedan valorar correctamente por vía vaginal.
Aunque existen diferentes “modos” de operación de los ecógrafos, en general emplean un transductor-receptor único (el mismo aparato emite los ultrasonidos y los recibe). Además un programa informático convierte la información recibida en imágenes que se visualizan en una pantalla, pudiéndose imprimir o grabar en vídeo.